Las siete dimensiones del Análisis Conductual Aplicado (ABA)

El presente artículo tiene como objetivo difundir información accesible a la ciencia del análisis conductual aplicado especificando las siete dimensiones que deben estar presentes en una práctica basada en ABA, afirmadas por  Baer, Wolf y Risley (1968, 1987), posteriormente de haber realizado una investigación en programas de cambios/modificación de conducta.

Hace más de 50 años estas siete dimensiones o directrices, que nos marcan estos investigadores, que toda persona que realiza prácticas basada en el análisis conductual aplicado debe tener en su trabajo, ya que marcan una señal o hito para la investigación. Cuando hablamos de investigación también hacemos referencia al trabajo del diseño de las terapias que se realiza con los alumnos y las familias, dejando en claro que no se trabaja en un laboratorio, sino en el ambiente y su entorno donde realizan sus actividades, por lo que también el estudio que realizamos debe de ser: Aplicado, Conductual, Analítico, Tecnológico, Conceptualmente sistemático, Efectivo y Generalizable.

LAS SIETE DIMENSIONES DEL ABA

A continuación se describen cada una de las siete dimensiones del análisis conductual aplicado antes mencionadas.

 1. Aplicado: Investigar las conductas socialmente significativas que tiene una importancia inmediata para las personas que necesitan modificar conductas.

En el diseño de terapias basadas en ABA se tiene como objetivo que los contenidos sean apuntados a tener una relevancia de carácter funcional en la vida de la persona y su entorno con el que estamos tratando, por ello la prioridad en seleccionar conductas socialmente significativas para la vida de la persona que será tratada con nosotros. Para esto se debe tener acceso a los ambientes donde interactúa el alumno y el contexto familiar para así tener claridad y precisión en las conductas objetivos que serán enseñadas al alumno para tener constantes oportunidades de ser reforzadas en otros lugares, con otras personas y, sobre todo, ser eficaz en diversos momentos para la persona. Estableciendo que dichas conductas socialmente significativas u objetivo para la persona o familia pueden abarcar distintos campos: conducta verbal (desarrollo de lenguaje), aprendizaje, actividades de la vida diaria, recreación u ocio, etcétera.

Planteemos un ejemplo: si a un alumno de 2 años de edad se le enseña a responder a su nombre o hacer un uso adecuado de los objetos de la vida cotidiana e imitar, existirá una mayor probabilidad de usar estas tres conductas (responder a su nombre, usar los objetos adecuadamente y la imitación) en otros ambientes en los que interactúa, y ser incluido y reforzado, teniendo un efecto de satisfacción en estos lugares diversos (familiar, escolar, social). Sin embargo, si a este mismo alumno se le enseña a realizar trazos con plumones gruesos o círculos con espuma sobre una mesa de madera (siendo conductas socialmente no significativas para la edad de este alumno) es poco probable que use estas dos conductas objetivos (realizar trazos y círculos en mesa de madera) en otros ambientes, como podría ser el escolar, el social o incluso familiar.

2.Conductual: Implica la medición precisa de la conducta que necesita mejorar y documenta los cambios que tienen en esa conducta del individuo.

Tal vez se han preguntado por qué los analistas registran constantemente datos y la causa principal es que se tiene como prioridad la toma de datos iniciales y consecutivos de las conductas al igual de las habilidades presentes y ausentes para poder concretar y cuantificar los avances permitiendo comprobar la adquisición de nuevas habilidades o cambios conductuales; además de la toma de decisiones en las intervenciones y los cambios en el diseño que deberían aparecer en el caso de que las gráficas no apunten  ascenso en los logros.

Tener la conducta objetivo descrita de una manera puntual, evitando usar etiquetas, nos abre un mundo a los que enseñamos para saber lo que se busca en cada oportunidad de ensayo y presentaciones de estímulos ante el encontrar una respuesta en nuestros alumnos y cuidarnos para no caer ante situaciones de “improvisación” y cortes en una secuencia de aprendizaje de adquisición de conductas nuevas en el repertorio. Se enfoca en lo que hace o realiza la persona no en lo que dice que hace, como dice el dicho “ver para creer” o mejor “hacer para creer”.

Por ejemplo: si sé que mi conducta objetivo es que mi alumno imite 15 movimientos motores gruesos en menos de un minuto sin detenerse, tendremos esa certeza de que se está llegando a cumplir con la conducta vs que si yo menciono “que mi alumno me siga cuando le pido algo”.

3.Analítico:  Demuestra el control experimental sobre la ocurrencia y no ocurrencia de la conducta si se demuestra una relación funcional, es decir que podemos demostrar verídicamente que el o los eventos son responsables de que la persona realice o no, debilite o se fortalezca la conducta.

El realizar constantes toma de datos, observaciones y registros (análisis funcionales) de la ocurrencia de las conductas objetivos y que estas mismas sean eficaces, mantenidas en el tiempo y enseñadas en distintos ambientes es una de las tareas rutinarias dentro de los requerimientos del análisis de conducta y nos da la certeza de que estamos logrando las habilidades deseadas.

El registrar la fecha de inicio, el número de repeticiones que necesitó para aprender algo nuevo, el número de conductas que se han logrado en el repertorio de mi alumno nos da la información de lo que debemos continuar realizando para la enseñanza eficaz.

4.Tecnológico: La descripción escrita de todos los procedimientos utilizados en un estudio es suficientemente completa y detallada como para permitir que otros lo repliquen, lo que da la credibilidad al trabajo que se está llevando dentro de las sesiones.

El alto repertorio de evidencia científica en procedimientos que el análisis conductual nos ha permitido a través del tiempo poder aplicar estos mismos procedimientos en diversos alumnos gracias a la especificidad con la que fueron descritos.

Es por esto la gran importancia que los procedimientos a implementar con los alumnos deben ser compartidos a los maestros, familiares y contextos a donde se extiendan las intervenciones. Éstos mismos deben de contar con una descripción detallada en extrema especificidad, como decimos en México “con punto y seña”, para poder ser llevado a cabo de la mejor forma y controlar la mayor cantidad de variables que puedan ocurrir.

El tener descrito el cómo vamos a pedir al alumno la conducta objetivo (por ejemplo el señalar con su dedo índice para pedir), los materiales que presentaremos (número de ejemplares, números de estímulos de comparación, tipos de materiales): cuántos objetos le mostramos, si uno, dos, tres, etc.; variedad de diferentes formas, usos, presentaciones que pueda tener ese mismo objeto, si dicho objeto se le presentará en un formato real (3D) o en foto real (2D), palabra escrita, lugar de trabajo. El tener acordado el tiempo de respuesta que esperamos para que el alumno produzca la respuesta, si lo hace de manera correcta (el criterio de positivo que será reforzado), si no lo hace porque llora, grita, se levanta, avienta, jala, etc. (aquí hablamos del criterio de respuesta negativo que será corregido) y el cómo será corregido, teniendo ésta si descripción detallada. Éstas son algunas variables que deben de estar descritas por el analista de conducta con minuciosidad para poder ser replicadas por otros maestros, por algún terapeuta nuevo o por la misma familia.

5.Conceptualmente sistemático: Las intervenciones para modificar los comportamientos se derivan de los principios básicos de la conducta y no de “trucos” o supuestos que cada profesional pueda tener de manera personal. Nos basamos en procedimientos estudiados y comprobados en su eficacia.

Es necesario conocer el sistema del principio básico que será seleccionado para llevar a cabo la intervención con el alumno dentro de las conductas objetivos que se plantean ser cubiertas en ciertos periodos de tiempo.

Los “modelos” sin validez y sin evidencia, nos ponen como profesionales en situaciones de improvisación y de “dejarnos llevar” por suposiciones de que “vamos bien”.

6.Eficaz o efectivo: Mejora la conducta lo suficiente como para producir resultados prácticos para las personas implicadas.

La utilidad de la modificación de conductas y aprendizaje de nuevas habilidades es determinante en un diseño de intervención basado en el análisis conductual aplicado.

Que el alumno y sus contextos (familia, escuela, trabajo, amigos) vean y midan los resultados favorables los “hará sentir bien o felices” y así continuar por el mismo camino para lograr nuevas conductas funcionales que le generen bienestar.

7.Generalizable: Produce cambios de conducta que permanecen en el tiempo, aparecen en otros contextos, o se extendieron a otras conductas relacionadas o que no han llevado una intervención por parte del analista de la conducta.

El mantenimiento y la generalización de los resultados como consecuencia de un tratamiento basado en el análisis conductual aplicado nos da la seguridad de que el alumno está alcanzando ser autónomo en situaciones de utilizar estas nuevas habilidades en otros contextos ambientales y a su vez con otras personas. Lo esperado es que no sólo presenten dichos aprendizajes fuera de la sesión sino distintas situaciones, lugares y personas (topografías) derivadas de las enseñadas.

Si aparece la frase “pero conmigo sí lo hace” por parte de alguno de los miembros del equipo: familia, escuela o terapia, significa que no hay generalización y que deberíamos realizar una serie de cuestionamientos para replantear el camino terapéutico transitado.

Tomar en cuenta estas siete dimensiones desde el momento en el que se conoce a la familia, se realizan todas las evaluaciones, el diseño del currículum e intervenciones dar inicio a una buena práctica basada en la ciencia de la conducta humana, garantizando emplear procedimientos basados en evidencia, resultados significativos y evolutivos en el tiempo que la familia decida continuar ser acompañada por los analistas de conducta con los que esté trabajando.

En la actualidad se han descrito otras características del análisis aplicado de conducta como son la Responsabilidad, Optimismo, Inspiración, Factible y que sea Público, esto ha tenido más alcances no sólo para los analistas de la conducta sino para todas las personas que estén interesadas en conocer o formarse dentro de este campo de la ciencia.

Enlaces:

https://lovaasfoundation.es/es/

http://www.educacioneficaz.com/

https://www.estudio-aba.com/

Bibliografía: John O. Cooper, Timothy E. Heron, William L. Heward. (2020). Definición y características del análisis aplicado de conducta. En Análisis Aplicado de Conducta(16-19). España: AbaEspaña.

Donald M. Baer, Monstrose M. Wolf, Todd R. Risley. (1968). Some current dimensions of applied behavior analysis. Journal of Applied Behavior Analysis, I, 91-97.

 

Autoras: Elizabeth López Miranda y Ana Belén López Castro.
Estamos a sus órdenes en:
Mail: abateamcontacto@gmail.com
WEB: www.theabateam.com
Wapp: +52 56 2140 8989

 

2 comentarios en “Las siete dimensiones del Análisis Conductual Aplicado (ABA)”

  1. Angelica Villa Mamani

    ABA solo trabajan con síndrome de Down?
    Yo soy profesora y trabajo con niños y jóvenes con TEA. Me gustaría saber más de REPERTORIOS, TOPOGRAFIA
    Gracias

    1. Buenas noches Angelica! ABA trabaja con todas las personas que requieren aprender alguna habilidad específica para su desarrollo integral, estamos hablando de que esta ciencia nos puede beneficiar a todos sin importar el diagnóstico, si gustas profundizar más sobres los temas, te sugeriremos seguir los enlaces que te aportación información básica sobre ABA!

      Cualquier duda puedes buscarnos!

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